EJERCICIO
SOBRE LA ESTRUCTURA DE UNA OBSERVACIÓN EXPERIMENTAL
Para la elaboración de tablas y cartas astronómicas, los
astrónomos de principios del s. XIX seguían observando aún el curso de los
planetas. Notaron así que la órbita del planeta más alejado del Sol conocido
entonces, Urano, presentaba ciertas desviaciones importantes con respecto a la
órbita prevista, según los cálculos hasta entonces realizados con la ayuda de
la influyente y exitosa teoría newtoniana. Estas diferencias eran tan grandes
que se supuso que no se debían a simples errores de cálculo y medición ( S.A.) Los astrónomos pensaron—reacios a poner en
cuestión una teoría con la que hasta entonces se había explicado y predicho
acertadamente una enorme cantidad de fenómenos— que las posiciones de Urano no refutaban la
teoría de Newton, sino que había aún otro planeta (C.I.), cuya fuerza
gravitacional modificaba la trayectoria que se predecía tuviera Urano.
Alrededor
de 1843, el astrónomo inglés J. C. Adams y el astrónomo francés Le Verrier
calcularon independientemente las posiciones que debía ocupar este nuevo
planeta, basándose en la órbita observada de Urano y suponiendo que ese nuevo
planeta se comportaba realmente como un planeta newtoniano, es decir, que
cumplía las leyes de la mecánica newtoniana. Desde varios observatorios se
prestó especial atención a la zona del cielo donde Adams y Le Verrier
calcularon que se hallaría el nuevo planeta y Galle descubrió Neptuno.
La
historia de Vulcano se remonta al siglo XIX cuando el entonces director del
Observatorio de París, François Arago, y el matemático francés Urbain Jean
Joseph Le Verrier en el año 1840 trataron de explicar una variación que habían
observado en la órbita del planeta Mercurio, el más cercano al Sol.
Supusieron
entonces que se trataría de algún pequeño planeta que estaba perturbando la
órbita de Mercurio al igual que ocurría con la órbita de Urano que se afecta
con la órbita de Neptuno y en 1843 trataron de evitar una nueva falsación de
las leyes de Newton considerando que la órbita de Mercurio estaría también
afectada por la masa de un pequeño planeta situado entre Mercurio y el Sol.
Numerosos
astrónomos aficionados e incluso profesionales afirmaron haber visto al elusivo
planeta que llamaron Vulcano, como el dios del fuego de la mitología
romana.
Entre
1826 y 1843 el astrónomo aficionado Heinrich Schwabe, farmacéutico de
profesión, intentó la búsqueda del planeta observando las inmediaciones del Sol
sin obtener ningún resultado positivo.
Sostenía que debido a su proximidad al Sol el supuesto planeta Vulcano era invisible prácticamente todo el tiempo y que solamente durante los eclipses solares podía intentarse su búsqueda.
Sostenía que debido a su proximidad al Sol el supuesto planeta Vulcano era invisible prácticamente todo el tiempo y que solamente durante los eclipses solares podía intentarse su búsqueda.
En
julio de 1860 durante un eclipse solar en España los ojos del mundo estuvieron
puestos en el descubrimiento de Vulcano, pero no lo encontraron a pesar de existir
ya mejores equipos para observar el Sol.
El
29 de julio de 1878 hubo otro eclipse solar visible en Estados Unidos y un gran
número de astrónomos norteamericanos y de diferentes naciones desplazaron sus
instrumentos, relojes y cámaras fotográficas por los lugares estratégicos del
país. Aunque no se tuvieron pruebas de la existencia de Vulcano uno de los
astrónomos, James Craig, estaba convencido de haber visto no uno ¡sino dos
planetas! Y la leyenda continuaba.
En
1883 durante otro eclipse solar se continuaron las búsquedas de Vulcano pero
tampoco tuvieron éxito en la búsqueda pese a las mejoras instrumentales.
No
fue hasta el año 1915 que se aclaró el misterio del raro movimiento de Mercurio
que parecía desafiar la Ley de la Gravitación Universal descubierta por Newton,
cuando Albert Einstein utilizando cálculos de su Teoría de la Relatividad
explicó que el origen del llamado “corrimiento del perihelio de Mercurio” o
sea, la distorsión de su órbita, era causado como un subproducto de las fuerzas
gravitacionales del Sol. Sus ecuaciones que también se aplicaron al resto de
los planetas demostraron una exactitud sin precedentes.
A partir de entonces, no se habló más
del asunto y quedó descartada la hipótesis de la existencia del planeta Vulcano.
TAREA:
1.
Trata de exponer el caso de la órbita de Urano, utilizando el esquema que en
clase usamos para describir la estructura de un experimento. Detalla cual es la
hipótesis, las condiciones iniciales, la predicción y los supuestos auxiliares.
2.
¿Se trata de una confirmación o de una refutación? ¿Por qué?
3.
Haz lo mismo con el caso del planeta Mercurio.
4.
¿Se trata de una confirmación o de una refutación? ¿Por qué?